¿Alguna vez has sentido “como si me dieran un puño en el estómago” ? Cuántas veces, “te rompieron el corazon”? Cuántas veces dices se “me retuercen las tripas” Cuando decimos que sus palabras me calaron hondo, me apuñalaron el corazón, me marcó profundamente….”, ¿hasta qué punto se siente real en nuestro cuerpo esas sensaciones ? ¿Podemos decidir hasta cuanto nos pèueden hacer mal o doler?
Alguna vez hemos sentido, estas palabras y hasta quizás en carne propia. Verdad? Es mas, hasta hemos experimentado a nivel físico la sensación real de dolor , rigidez, tensión, calambre, punzada, ect…o un tipo de daño que no es visible, o “material”, pero igualmente implica un sufrimiento física real.
Un equipo de neurocientíficos de la Universidad de California Los Ángeles, (UCLA), está intentando cambiar esa tendencia centrando sus estudios en el dolor emocional. Gracias a la nueva tecnología, dicen los investigadores, ahora es posible analizar lo que pasa en el cerebro y en el corazón. La doctora Naomi Eisenberger ha logrado demostrar qué partes del cerebro se activan cuando sentimos dolor emocional.
La investigadora desarrolló un juego de computadora en el que deliberadamente se hace que los participantes se sientan excluidos. Los escáneres cerebrales que se toman simultáneamente han revelado que el cerebro procesa de la misma forma el dolor que la persona siente al ser rechazada socialmente que el que siente con el dolor físico. Este proceso se lleva a cabo en una zona cerebral llamada corteza cingulada anterior. La investigadora cree que el dolor físico y el dolor emocional están relacionados de esta forma porque las relaciones sociales son cruciales para nuestra supervivencia como especie.
De hecho, este tipo de dolor emocional puede llegar a ser tan o más destructivo, enfermizo e insoportable que el dolor del cuerpo. «Una persona tiene mayor riesgo de morir en los seis meses después de que perdió a un ser querido» afirma el Martin Cowie profesor de cardiología del Hospital Brompton, en Londres.
Hacer conciente que ciertas palabras, gestos y ciertas acciones que hasta pueden parecer “normales” pueden generar un efecto doloroso físico. Acciones rutinarias y aparentemente inofensivas como ridiculizar a mi pareja delante de sus amigas o familiares, hablar despectivamente de manera repetida a un compañero, a un ser querido o a personas que hasta se fian de nosotros pueden provocar desequilibrio en la salud, otra situación de considerar es el tratar que la otra persona sea como nosotros queremos que sea y si esto no se cumple la rechazamos o menospreciamos. Tomar conciencia de estas situaciones aparentemente comunes en el cotidiano pueden llegar a crear verdaderas heridas psíquicas y desequilibrios en nuestra corporalidad.
A menudo confundimos lo «común» o «normal» o «aceptado» con lo «correcto». Lo común no quiere decir que sea lógicos y/o adecuados.
Desarrollar la empatía y el respeto hacia el otro es una forma de ampliar la conciencia y conectarnos con nuestras propias emociones y necesidades. Esto no trata de hacernos cargo del dolor emocional del otro sólo con comprender que también el otro tiene sus procesos de vida y dejar con respeto ese espacio personal ya estamos poniendo conciencia y amor en el otro.
“La clave de la inteligencia emocional es la EMPATIA“
Goleman.
RECUERDA…… Si te ha gustado, COMPARTELO!! GRACIAS GRACIAS GRACIAS!!